El momento histórico colombiano actual constituye un determinante trascendental para definir la práctica de la salud en la actualidad. Las implicaciones como la violencia, la pobreza, la desigualdad, las condiciones laborales y el déficit económico asociados al régimen político actual afectan directamente la salud. En especial la política y la economía juegan un papel importante en este ejercicio, ya que la prestación de los servicios que se brinda a un paciente se establece según el régimen económico del que este haga parte.
El estado de la economía en el país determina las nuevas políticas en salud, y por lo tanto la calidad y el nivel de atención que se le presta al usuario, todo esto asociado a la oferta y demanda de empleos y a las condiciones laborales. Por ejemplo un paciente que trabaje como operario en la empresa de de vidrios llega a la consulta con clínica de síndrome de manguito rotador en hombro derecho, se le interroga sobre sus actividades en dicha empresa y el paciente contesta que levanta en promedio 200 vidrios y los coloca en maquinas transportadoras. El paciente solicita cambio de actividad laboral dentro de la empresa, y es despedido por disminución del rendimiento en su trabajo. Esto demuestra que tanto a la empresa como al país solo interesa el rendimiento laboral de la persona, pues si el ritmo del trabajo del paciente satisface las necesidades de la empres, está a su vez colabora con el desarrollo de la economía. Por el contrario como sucede en el ejemplo si el paciente por enfermedad secundaria a la actividad laboral disminuye su fuerza de trabajo se prescinde de él porque entorpece el desarrollo de la economía, pesar de la existencia de las ARP y la aplicación de la salud laboral. Este es un ejemplo de cómo las condiciones laborales predisponen a las enfermedades, todo justificado por el desarrollo económico.
En Colombia, antes de la creación del SGSSS la prestación del servicio de salud era muy limitada y solo unos pocos tenían acceso a este servicio, el cual cómo podemos ver en el trascurso de la historia es más un derecho (como lo contempla la ya muy maltratada constitución de 1991) que un servicio; posteriormente con la ley 100 de 1993 se pretendía una cobertura universal en salud para TODA la población colombiana, pero hemos sido testigos que a pesar de que ha mejorado la cobertura en salud, aun muchas personas no tienen acceso a este derecho, y es triste ver como cada día más ese número crece, ya que en nuestro país la salud a pesar de ser un servicio al cual todos tenemos derecho, día a día es más visto como un negocio del cual las grandes empresas y los apoderados de estas sacan el máximo provecho a expensas del sufrimiento de los pacientes, nuestros pacientes, la explotación laboral del personal que presta este servicio, y el déficit económico de los hospitales del estado, los cuales al llegar a este punto no hay más remedio que privatizarlos, marcando aun más el déficit en el acceso a los servicios de salud.
Ahora bien con los nuevos decretos de “emergencia social”, recientemente sacados a la luz pública con el aval del presidente Álvaro Uribe Vélez y toda su cúpula ministerial; nos revela a todo el pueblo colombiano la verdadera cara de un gobierno neoliberal, el cual prefiere invertir los recursos del estado en la guerra, y no en la salud y la educación de su pueblo; una guerra que muy seguramente no existiría si existiese una cobertura universal con calidad en salud y educación.
Por último, sería interesante retomar la visión que nuestros antepasados tenían de la salud, adaptarla y aplicarla a nuestra población, ya que con el desarrollo de nuevas tecnologías seguramente sería mucho más fácil aplicar y desarrollar planes efectivos de promoción y prevención de la salud.
El estado de la economía en el país determina las nuevas políticas en salud, y por lo tanto la calidad y el nivel de atención que se le presta al usuario, todo esto asociado a la oferta y demanda de empleos y a las condiciones laborales. Por ejemplo un paciente que trabaje como operario en la empresa de de vidrios llega a la consulta con clínica de síndrome de manguito rotador en hombro derecho, se le interroga sobre sus actividades en dicha empresa y el paciente contesta que levanta en promedio 200 vidrios y los coloca en maquinas transportadoras. El paciente solicita cambio de actividad laboral dentro de la empresa, y es despedido por disminución del rendimiento en su trabajo. Esto demuestra que tanto a la empresa como al país solo interesa el rendimiento laboral de la persona, pues si el ritmo del trabajo del paciente satisface las necesidades de la empres, está a su vez colabora con el desarrollo de la economía. Por el contrario como sucede en el ejemplo si el paciente por enfermedad secundaria a la actividad laboral disminuye su fuerza de trabajo se prescinde de él porque entorpece el desarrollo de la economía, pesar de la existencia de las ARP y la aplicación de la salud laboral. Este es un ejemplo de cómo las condiciones laborales predisponen a las enfermedades, todo justificado por el desarrollo económico.
En Colombia, antes de la creación del SGSSS la prestación del servicio de salud era muy limitada y solo unos pocos tenían acceso a este servicio, el cual cómo podemos ver en el trascurso de la historia es más un derecho (como lo contempla la ya muy maltratada constitución de 1991) que un servicio; posteriormente con la ley 100 de 1993 se pretendía una cobertura universal en salud para TODA la población colombiana, pero hemos sido testigos que a pesar de que ha mejorado la cobertura en salud, aun muchas personas no tienen acceso a este derecho, y es triste ver como cada día más ese número crece, ya que en nuestro país la salud a pesar de ser un servicio al cual todos tenemos derecho, día a día es más visto como un negocio del cual las grandes empresas y los apoderados de estas sacan el máximo provecho a expensas del sufrimiento de los pacientes, nuestros pacientes, la explotación laboral del personal que presta este servicio, y el déficit económico de los hospitales del estado, los cuales al llegar a este punto no hay más remedio que privatizarlos, marcando aun más el déficit en el acceso a los servicios de salud.
Ahora bien con los nuevos decretos de “emergencia social”, recientemente sacados a la luz pública con el aval del presidente Álvaro Uribe Vélez y toda su cúpula ministerial; nos revela a todo el pueblo colombiano la verdadera cara de un gobierno neoliberal, el cual prefiere invertir los recursos del estado en la guerra, y no en la salud y la educación de su pueblo; una guerra que muy seguramente no existiría si existiese una cobertura universal con calidad en salud y educación.
Por último, sería interesante retomar la visión que nuestros antepasados tenían de la salud, adaptarla y aplicarla a nuestra población, ya que con el desarrollo de nuevas tecnologías seguramente sería mucho más fácil aplicar y desarrollar planes efectivos de promoción y prevención de la salud.
Recomendaciones bibliograficas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario